¿POR QUÉ LA INDUSTRIA DE LA MODA SE SIENTE COMO UN JUEGO DE SILLAS MUSICALES HOY?
- Ela Casati

- 17 oct 2024
- 4 Min. de lectura

Semana de la Alta Costura en París, Cortesía: Sortir à Paris.
Este año se ha caracterizado en la industria de la moda por una constante incertidumbre respecto al futuro de varias de las maisons de moda más importantes. Empezando con la salida de Virginie Viard del puesto de directora creativa de Chanel, pasando por otras renuncias (Hedi Slimane de Céline, Pierpaolo Piccioli de Valentino), transferencias (Sarah Burton de Alexander McQueen a Givenchy, Haider Ackermann a Tom Ford) y talentos innovadores tomando el mando creativo de firmas establecidas (Seán McGirr en Alexander McQueen, Peter Copping en Lanvin), no es del todo claro aún si somos espectadores de un proceso de renovación en la industria, o si se trata de una ronda infinita del juego de las sillas musicales entre los mismos creadores de los últimos tiempos.

Uno de los looks creados por Seán McGirr para Alexander McQueen primavera-verano 2025. Imagen: Daniele Oberrauch para Vogue Runway.
Cuando las principales casas de moda, por cualquier motivo, se ven en la necesidad de escoger a un nuevo director creativo, muy rara vez sus elecciones están exentas de críticas, especialmente en el caso de marcas icónicas con una estética definida. A pesar de haber sido la mano derecha de Karl Lagerfeld durante décadas, Virginie Viard recibió fuertes cuestionamientos en los años en que dirigió Chanel. La más reciente colección de Alexander McQueen, que fue la segunda dirigida por Seán McGirr, generó reacciones disímiles, pues hay tanto quienes consideran que el diseñador entiende los códigos y estética clásicos de la marca, como quienes opinan que aún no ha hecho una colección digna de la misma.

Jennie Kim cerrando la pasarela de la quinceava colección de Jacquemus, "La Casa", en Capri, Italia. Imagen: cortesía de Jacquemus.
Por otro lado, pareciera que los directores creativos de las firmas más importantes de la industria son casi siempre las mismas personas. El paso de Sarah Burton a Givenchy y de Haider Ackermann a Tom Ford, así como los rumores del regreso de John Galliano a Dior y del nombramiento de Simon Porte Jacquemus en Chanel, dejan la sensación de que hay muy poco, por no decir que ningún, espacio para diseñadores relativamente nuevos en las grandes ligas de este negocio.
Más allá de determinar si un nuevo diseñador está o no a la altura de una marca legendaria, una pregunta realmente provocadora sería:
¿Es necesario continuar con una marca cuando su creador original ya no está en ella? Si los nuevos creadores en posiciones de alto rango no han podido interpretar adecuadamente el legado de los creadores que les precedieron, ¿no sería más justo juzgarlos por su trabajo totalmente original y en sus propias marcas independientes?

Olivier Rousteing, quien asumió la dirección creative de Balmain con 25 años de edad, ha recibido gran reconocimiento por renovar los códigos de la marca con su visión estética y su círculo social lleno de las mayores celebridades contemporáneas, como Jourdan Dunn (izquierda) y Kylie Jenner (derecha). Imagen: cortesía de H&M.
Si bien es cierto que el diseñador correcto puede revitalizar una marca antigua y elevarla a nuevos niveles artísticos y comerciales (como Jeremy Scott en Moschino y Olivier Rousteing en Balmain), no puede haber un verdadero ciclo de renovación en la moda si toda la atención mediática e inversión económica están concentradas en marcas respaldadas por LVMH, Kering, Richemont y demás conglomerados de lujo. Para un creador independiente, sigue siendo una cuestión de notoriedad y de supervivencia poder diseñar para estas firmas, pero su creatividad puede verse constreñida por la exigencia de apegarse a los parámetros de la marca para la cual trabaja. En este caso, el diseñador muchas veces se encuentra entre la espada y la pared, y no poder satisfacer al público, a la crítica y a los inversionistas es apenas natural. Es sorprendente cuando logran lo contrario.

Desde la salida de Virginie Viard en junio de 2024, las colecciones de Chanel han sido creadas por el equipo de diseño de la firma, sin una cabeza visible. Arriba, parte del lookbook para la colección RTW de primavera-verano 2025. Imagen: Inez & Vinoodh para Chanel.
En el sector de la moda, estos problemas requieren soluciones cada vez más rápidas, pero estas no siempre son las más adecuadas. Es posible que por esto Chanel se haya tomado un tiempo sospechosamente largo para la industria en decidir quién será su nuevo director creativo, y dejado sus últimas colecciones en manos de su equipo de diseño, el cual ha permanecido hasta ahora anónimo y sin rostro.
Incluso, tal resolución de dejar de atar el nombre de la marca al del diseñador podría ser una solución más provechosa en términos comerciales y críticos que la de someter a creadores con su propio universo estético a adaptarse a una marca icónica, sin tener casi nunca la seguridad de que dichos creadores podrán llevar a cabo la misión exitosamente. La moda es, por naturaleza, efímera, pero sus consecuencias sobre las personas que la crean no lo son, y tal vez sea un buen momento para replantearlas.



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