NO ES EL CLIMA, ERES TÚ: EL DESAFÍO DE TENER ESTILO DURANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
- Ela Casati

- 14 nov 2024
- 4 Min. de lectura
Al igual que muchas de las principales industrias en estos momentos, la moda suele seguir los dictados de lo que sucede en el norte global. El calendario de la moda gira en torno a las estaciones como se viven en el hemisferio norte, y todas las capitales de la moda del mundo (tanto tradicionales como emergentes) se ubican de ese lado del globo terráqueo: Nueva York, Londres, Milán, París, Tokyo, Seúl, Copenhague. Es apenas natural que buena parte de la industria se guíe por los parámetros de lo que sucede en estos lugares, pero eso no quiere decir que sean los únicos que existan, ni que obligatoriamente tengan la última palabra en cuanto a estilo se refiere.
Existe una opinión un tanto extendida, tanto entre profesionales de la industria como fashionistas aficionados, que indica que la mejor temporada en cuanto a estilo es la de otoño-invierno por la clase de prendas que se usan en ella: abrigos largos, botas, colores oscuros. Sin duda, los atuendos en tonos invernales y las prendas anteriormente mencionadas son favorecedoras para prácticamente todo el mundo. Incluso, se ha llegado a decir que “el verano es para gente que no se sabe vestir”, aludiendo a que solamente los meses más fríos del año permiten un buen styling.

Lisa, estrella del k-pop y embajadora global de Louis Vuitton, usando un vestido hecho a medida de la marca tailandesa Pipatchara.
Dicha opinión es, a mi parecer, no solamente muy parcializada, sino que voluntariamente pasa por alto contextos y situaciones que no pueden seguir siendo ignoradas. En primer lugar, y por más que haya negacionismo sobre el tema, el calentamiento global ha modificado el clima tanto que, las estaciones tal y como las conocemos ahora, bien podrían desaparecer. A estas alturas del problema, no hay otra alternativa que adaptarse, y esto incluye tener un guardarropa listo para cualquier clima, y no sólo el que más nos guste a cada cual. Por desgracia para algunos, es probable que las colecciones de otoño invierno en el futuro ya no se vean como las de antes, y esta es apenas una consecuencia de una problemática mucho más importante que la de decidir qué ponernos cada día: la de que el bienestar del planeta entero está en riesgo por una situación a la que la industria de la moda ha contribuido sobremanera.

Miembros de la subcultura sapeur en Brazzaville, República del Congo.
En segundo lugar, afirmar que sólo hay una manera correcta de “tener estilo” y “vestirse bien” que depende del clima es, cuando menos, bastante miope. Existen tantas estéticas como gustos personales en el mundo. Por supuesto, hay lineamientos de styling que son básicos para pulir un look y hacer que se vea bien, pero estos tienen más que ver con proporciones, colorimetría, con la ocasión en cada momento y con adaptar los atuendos a la figura de cada persona que con la “superioridad” de un clima sobre otro. Al igual que todos, tengo mis favoritos personales y también mi lista de cosas que no me agradan mucho en cuanto a moda, pero no quiere decir que sean las reglas bajo las que deban regirse los demás.
¿No sería terriblemente aburrida la moda si todos nos viéramos exactamente igual?
Tercero, pensar que sólo en climas fríos se puede vestir bien es descartar por completo industrias y culturas enteras, solamente porque no se ciñen estrictamente a parámetros eurocentristas que indican que todo lo que venga de allá es automáticamente superior, sin siquiera cuestionar esta idea. La riqueza textil y estética de prácticamente el resto del mundo no merece ser pasada por alto, y casos como los de los sapeurs del Congo, de los vaqueros death metal de Botswana o de marcas del sureste asiático increíblemente lujosas y sofisticadas como Issue y Pipatchara son apenas unos pocos de los muchos ejemplos de que ni las altas temperaturas ni los ambientes tropicales son un obstáculo para quien quiera hacer uso de su creatividad y expresarse por medio de lo que decide ponerse.

Los vaqueros death metal de Botswana.
En cuarto y último lugar, es prudente no proyectar las propias circunstancias sobre los demás, aunque no sea fácil. Si alguien considera que solamente ciertos climas, situaciones, diseñadores y estilos son aceptables a la hora de construir un buen estilo personal, es muy probable que se trate de una limitación exclusiva de esa persona, y no de un problema que otros tengan. Personalmente me gusta experimentar con diferentes colores, prendas y marcas, y encuentro muy aburrido constreñirme estrictamente a sólo una manera de ver la moda. Es un reto para mí poder vestir de formas variadas pero que siempre se ajusten a mi estilo personal, me satisface lograr este objetivo, y si otros no quieren hacerlo, está bien. Esta no es una razón de peso para menospreciar ni subestimar a otros que no hagan exactamente lo mismo que yo, cosa que al parecer es complejo de evitar para algunos de los autodenominados “íconos del estilo”.

Les Jardins Enchantés de Thai, colección primavera-verano 2024 de la marca tailandesa Issue.
Hay tantas maneras de ver la moda como personas en este planeta, pero si el clima es un impedimento para que logres verte bien y transmitir el mensaje que deseas con tu estilo, puede ser más un asunto de habilidad o de creatividad que de condiciones atmosféricas. En ese caso, el problema no es la estación, sino que muy seguramente lo eres tú.



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